Algunos actuan, otros hablan y pocos piensan.
Yo me limito a observar.

Si muero mañana, no me extrañes, si en vida no lo hiciste, muerta ya no importa.

lunes, 28 de febrero de 2011

Patience

El cigarrillo se consume lenta, muy lentamente entre mis dedos inseguros. Incontables personajes se mueven a mi alrededor. No hace calor. Me llevo el cigarrillo a los labios. Aspiro. No me gusta realmente el olor ni el sabor, es la sensación del humo corriendo por mis pulmones, llenándome, la causante de mi famélica adicción. Dejo escapar ese humo gris en el infinito aire. Me encanta. Me encanta como se ve, perdiéndose en esta tarde. Lo miro en silencio, ascendente. Y a mi lado el tumulto asfixiante se sigue moviendo informalmente. Con prisa, sin prisa; en silencio, chillando; sonriendo, llorando; en grupo, solitarios...
Inhalo otra vez. la punta se convierte en ceniza roja. Te sigo esperando. Empiezan a caer las primeras gotas. Y observo, una vez más como el humo continúa ascendiendo, desapareciendo. Miro por si te reconozco entre alguna cara turbia. 
Pero no estás.

Ocurrencia

Últimamente oigo voces en mi cabeza. 
No me dejan. Me atrapan en un ruido sordo, en una pegajosa telaraña de la que no consigo soltarme.
Y me desespero, inmóvil, quedándome con lentitud sin aire. 
Y el pecho se me hunde, pesado, cada vez más pesado "...pluma de plomo, humo ardiente, fuego glacial, salud enfermiza, sueño desvelado..."
Creo que no sé quién soy, porque he dejado de reconocerme en esa imagen empañada que me devuelve el húmedo espejo.
Qué hago aquí, y por qué siento lo que tú no...Soy incapaz, incapaz, incapaz... de entender. 
Y entonces, lentamente un dolor muerto me hierve el oído, la cabeza, el pecho y termina pulverizando todo mi cuerpo, achicharrándolo en una hoguera. 
No sé quiénes son, no sé qué quieren.
Pero, por desgracia, o quizá por locura;
Últimamente oigo voces en mi cabeza.

Past Time

No me lo quería creer, así que supongo que en cierta medida es mi culpa. 
Me daban miedo tantas cosas...que, al final, creo que dejé de ser yo, e intenté gustarle más.
Y cuando decía que me daba igual que no me mirara, que no viera que estaba ahí... mentía, mentía lo mejor que podía. Y ahora la cabeza me arde sólo de pensar lo que YO sola he provocado.
Y por más que intento contener las lágrimas, no puedo evitarlas, y, ellas, no dejan de estar ahí, agrupándose, goteando, doliéndome en el pecho.
Y, con un nudo en la garganta por su culpa, seguiré mirando alto. Maquillándome la cara con una sonrisa.
¡Joder!, cómo le he querido, cómo le quiero aún... y cómo voy a echarle de menos.

Rarezas

La habitación estaba en penumbra. Una lámpara de cerámica blanca proyectaba puntos de luz. Era la única iluminación. La noche era fría y seca. La litrona que descansaba sobre la mesilla estaba casi vacía y la música lo inundaba todo, moviéndose como una nube espesa por toda la casa y consiguiendo llegar a los rincones más perdidos, aquellos  en los que nadie se fija.
No había ocurrido nada, aún no.
Ellos se habían ido desplazando lentamente por el sofá. Buscando la posición más correcta, la más cómoda. Sin dejar de hablar, o más bien comentar esos pensamientos que uno se guarda para sí, por miedo a compartirlos y perderlos. Perderlos para siempre. Y, curiosamente, ellos dos habían perdido el miedo.
Era una sensación extraña, como se habían conocido, como todo transcurría y cómo habían llegado al punto en el que estaban. No se lo podían explicar. Veían como el tiempo había parado a su alrededor, como cuando pones en pausa una película en la que las imágenes se suceden a una velocidad vertiginosa.
La música seguía sonando, flotando en esa foto sin tiempo que estaban viviendo. No se miraban a los ojos, simplemente escuchaban abrazados todo lo que se arremolinaba a su alrededor.
Sus dedos  se buscaron rozándose y entrelazándose en una danza infinita. Y lo mismo hicieron sus cuerpos. 
Y aún no había pasado nada. Aún no. 
De repente parecía que las canciones se achicaban, quedándose demasiado cortas. Y que el tiempo, antes tan pesado como el plomo, volvía a correr. "El tiempo está en nuestra contra", y ella sonrió.
Permanecieron allí, en silencio respirándose, sin tocarse... y la música continuaba marcando un compás distinto, mientras sus cuerpos eran los que guiaban todos los pasos. La mente, la razón se había esfumado. La gente desaparecía. Los recuerdos dolorosos de unas horas antes...ya no existían.

Y ocurrió, lo que ellos ni siquiera se habían llegado a plantear. Comenzando como un tibio roce, que ni siquiera se notaba, y terminando por ser una melodía, que él había conseguido tocar y que ella supo seguir. 
¿Me preguntas cómo lo definiría?...fue la excepción de la regla... Nada premeditado, preparado, pensado....Lento, muy lento. Y, más  que nada, por encima de  todo; único

lunes, 21 de febrero de 2011

Semplicemente

Camino sola, entre una multitud de rostros sin historia. Camino rodeada por un frío que me come el alma y me quema por dentro. Camino, ya sin saber bien a dónde ir. Camino con el único deseo de verte. Camino con los pies en el gélido asfalto y la cabeza perdida en el infinito del cielo gris. Camino triste porque tu mirada ya no está aquí. Camino, sólo camino, sin saber ya bien quién soy ni quién quiero ser. Camino perdida en un mundo de nada, de promesas sin cumplir, de deseos rotos y de sueños de los que nadie consigue despertar. Camino, mientras tu recuerdo insiste en volver. Mientras tus palabras resuenan en mi cabeza, recordándome que un día fueron dichas de verdad.
Camino, queriendo saber el por qué de esta vida y sin ver una razón clara que me obligue a seguir caminando. Camino sola en el olvido, queriéndote más y más a cada minuto, cada segundo que pasa. Camino sabiendo que nunca volverás y que cada día será como si nunca hubieses estado aquí. Camino odiándonos, sufriendo los momentos que discutimos que malgastamos con palabras nimias, insonoras ahora, y también adorando otros momentos, aquellos en los que el futuro no venía de nuestras manos.
Camino queriendo que nuestros labios se entrelacen una última vez y que nunca más se despeguen. Camino paso a paso, sola, sin tí, viéndote allí donde una vez estuviste. Camino, simplemente, recordándote.

Bellas Artes

La ciudad se levantaba a nuestros pies infinita. Un color gris, nada homogéneo, cubría la inmensidad que nos rodeaba. Pero para mí sólo existía él. Sobrecogida por la vista que podía alcanzar desde aquella azotea, me sujeté a la baranda de piedra, más que nada, como autorreflejo, y me sumergí entre los incontables edificios.
Sigiloso, como siempre, se acercó a mí. Me abrazó desde detrás colocando su barbilla en mi hombro izquierdo, acompañándome en mi nado, como queriendo adivinar lo que veía. Desde que le conozco hace lo mismo, y nunca deja de ser tierno, como cuando un  niño te mira sonríente con los ojos muy abiertos, pero sin ninguna razón en especial.
Giré la cabeza lentamente hasta que nos encontramos cara a cara. Nuestras manos se entrelazaron formando dos puños. Me rodeó completamente con sus brazos. Y, manteniendo la lentitud, nos fundímos en un beso cálido, esperado y, más que nada, eterno como todo lo que nos rodeaba.


A H., porque una noche de enero me di cuenta, a mi pesar, de que ese recuerdo jamás lo llegaríamos a tener

entrada

Dejé este espacio en blanco el día que escribí por primera vez en el blog.... sencillamente no sabía qué decir porque me caracterizo por dudar y querer ser perfeccionista... aunque he de admitir que tampoco lo soy....
Este es un blog que llevo más que nada como un cuaderno electrónico en el que, cuando me acuerdo, y cuando se me llenan las páginas palpables de mi cuadernito verde, pues decido compartir esas palabritas que para unos pueden tener poco y para otros mucho significado.
Sencillamente espero que aquel que me lea... disfrute como lo hago yo al escribir
L!ly

PS: muchos de los archivos que aquí publico no son míos, especialmente fotos, pues otra cosa que soy es amante de la fotografía. ^^